Toda la cosecha se realiza entre los últimos días de invierno y primeros días de primavera, cuando la tierra de los bosques silvestres están húmedos, umbríos y los rallos del sol comienzan a acariciar las orillas de los prados. Toda la recolección de violeta se hace de manera intensiva en dos, tres semanas máximo, ya que estas flores son efímeras y no perduran durante muchas semanas en los prados.
Las violetas son recolectadas en las primeras horas del día, cuando los rallos del sol aún no tienen contacto directo con las flores. De este modo, las flores están totalmente abiertas, son flores nuevas que conservan el máximo aroma y el sol no ha robado parte de su color (evitando la oxidación).
Se recolectan de manera manual por la chef JoannArtieda, una a una y al llegar al estudio, se lavan una a una con agua mineral filtrada fría para dejarlas totalmente libre de sustratos.
Toda la cosecha es controlada, es decir, solo recolectamos las flores que más potencial tienen, las flores pequeñas, sin abrir o que vemos que no son optimas para aprovecharlas no las recolectamos; Las dejamos crecer o morir en el propio bosque para que siga año tras año, reproduciéndose en nuestros montes.